LA PICONERA

LA PICONERA

domingo, 30 de septiembre de 2012

EL OCASO


Un día más, así uno tras otro. Observo a través de la ventana como pasa el tiempo. Se reflejan las arrugas de la vida en el cristal que revela mi semblante. Mientras, una suave y nostálgica música, se oye en el viejo radiocasete que me acompaña en estas largas e interminables noches.

Mi fiel e infatigable compañera llamada Melancolía, junto con La bruma de estas últimas mañanas frescas de este otoño que recién ha comenzado, son testigos de los primeros y débiles rayos de sol, que comienzan a vislumbrarse en el horizonte cegando mis ojos, que cansados y exhaustos de otra noche más de insomnio, van recobrando la poca vida que aún poseen. Alegrándose de poder disfrutar una vez más del brillo de un nuevo amanecer. A estas alturas de la vida, mi sino es esperar a que el tiempo me alcance, y éste se acerca apresuradamente.

Suena el timbre de la puerta…¿Quién me iba a decir que anhelara ese sonido? A duras penas y con el ritual diario me encamino hacia ella, mi mano temblorosa aprieta fuertemente el pomo, y sin vacilar abro hacia mí con las pocas energías que aún me quedan. Entra una ráfaga de aire fresco que recorre mi cara, con la mirada inmóvil observo cual blanca, dulce y suave es su sonrisa, mi cuerpo se estremece de alegría, pienso en el poco tiempo que me queda por disfrutar de estos pequeños y agradables momentos. Es ella....

.....La señora que me ayuda y acompaña durante el día.

domingo, 23 de septiembre de 2012

LA BUSQUEDA


Los primeros rayos de sol se filtran por la ventana mientras Isabel, como cada mañana en los últimos treinta años, recoge el desayuno que acaba de compartir con su marido.
 
Frente al espejo, él termina de anudarse la corbata y recoge su portafolio. Se dirige a la puerta acompañado por Isabel, se despiden con un beso y con las consabidas palabras "Te quiero y ten cuidado al conducir".
 
Lo observa partir, rauda entra en la casa, realiza el mismo ritual del último mes. Se arregla, coge su bolso y dirige sus pasos hacía la parada del autobús que la llevará hacía un nuevo punto de la ciudad.
 
Cariacontecida, triste y sin prestar atención a lo que le rodea. Va inmersa en sus pensamientos, ya no le queda tiempo, tampoco cree que su búsqueda dé el resultado que ella espera.

domingo, 16 de septiembre de 2012

GRACIAS OLVIDO


Recién duchada. El vaho cubriendo totalmente el espejo, la toalla descubre la imagen que de ella se refleja, se observa desnuda. Es bella y es todo suyo.
Cierra los ojos mientras la toalla realiza su misión de secar. Respira hondo varias veces. Recorre con sus dedos su pelo, su cara, sus labios, introduce sus dedos en la boca, sus pechos hermosos y turgentes con marcas del verano, su vientre plano, la parte externa e interna de sus muslos, sus nalgas. Se le remueve el cuerpo.
Se dirige al salón. La cámara testigo mudo de su pasión. Inmortalizar ese instante desea.
Observa su mano desnuda, expectante, la que tantas veces es olvidada y castigada, en ocasiones abrasada por el sol, incandescente, enrojecida e impregnada de sal, en otras ocasiones golpeada y amoratada por la sangre que intenta salir. Silenciosa y paciente realiza su función sin esperar nada a cambio, sin exigencias, sabiendo la importancia de su trabajo, postergando las sensaciones y placeres que se sabe capaz de concebir.
Ella se siente feliz y actriz: repasa y rememora. (Mira la cámara)  Se extasía dejando ir sus pensamientos a esos instantes de placer que esos dedos hábiles le proporcionan. (Vuelve a mirar la cámara)  Se retuerce a los compases de esos movimientos circulares en su monte de venus, cierra los ojos, los abre. Sus dedos arriba-abajo, abajo-arriba, con el índice introducido en la cavidad húmeda, sirviendo de eje y ayuda para que la rotación y la traslación sea uniforme.  Suave-frenética. (Mira la cámara)
Llega la hora final. La mano y dedos han cumplido su misión…descansada y  feliz se inclina  apagando la imagen.
*Para ti, con todos mis respetos y admiración, por  demostrarnos sin tu consentimiento, lo retrógrados  y malas gentes que aún pululan por esta piel de toro…Gracias  Olvido Hormigos

lunes, 10 de septiembre de 2012

SILENCIO EN EL ALMA

Aquí, ante la soledad de un teclado que me ha hecho olvidar la textura del papel y el tacto de un bolígrafo. Sin saber por dónde empezar a plasmar en esta fría pantalla y carente de toda emoción, y  poder expresar todo lo que me aflige desde que salí hace años de mi casa y de mi país, siendo aún casi un niño.
 
¡Yo! Un hombre en casi toda mi plenitud, que ha contemplado el pasar de los años siempre con atisbo de esperanza y felicidad, teniendo el cariño de mis allegados y por esa cognición la he trasladado a todos los que me han rodeado. Me veo aquí, solo, triste y encerrado en la habitación de una pensión que supura alegrías y melancolías de todos aquellos que han pasado por ella, dejando huellas indelebles de esperanzas, penurias, desdichas y amores furtivos.
Cerrando los ojos me remonto en el tiempo. Veo una casa rodeada de montañas nuevas en continuo crecimiento, con un verde valle lleno de vida, el cercano discurrir ruidoso de las aguas procedentes del deshielo de un invierno crudo y duro, mezclado con las vocecitas de unos niños corriendo y jugando con unos perros compañeros infatigables de sus juegos. Al mismo tiempo, sale de la chimenea el humo de la vida que dentro de ella se concibe.