Si
ahora levantara la mirada, vería una
abundancia de estrellas ebrias iluminando un cielo negro como el carbón.
Mi corazón se agita, al imaginar, que tus ojos tan hermosos están disfrutando
de la misma belleza, compartiendo algo tan perfecto y tan maravilloso.
Imagino una manta, dos
cuerpos boca arriba, y contemplando esa alfombra salpicada de luceros que no dejan
de titilar, las manos entrelazadas y en los ojos el destello de la felicidad.
Son
solo sueños, estoy lleno de ti, y de mi gran cobardía.
Quisiera entrar
en ti, y ver desde tu interior como me ven tus ojos.
Día a día esperando ese
mensaje que no llega. No sé si el mío te ha estado llegando.
No conozco nada de
ti, solo unos ojos que me han llegado a lo más profundo.