Tras el paso insoslayable del tiempo y una vez dejada atrás
esas noches de vigilias, de renuncias y de… su ausencia. Ese cúmulo de sombras
que forman mi pasado y que han
permanecido en letargo, hasta que un olor, una música, y su imagen, han provocado que vuelvan aflorar
esos episodios olvidados. Y página a
página he ido desgranando con punzadas de dolor, en las que me arrancaron la
felicidad que creía vivir para hundirme en un mundo de tristezas.
Un amanecer como tantos otros, besos, desayuno, y un hasta
luego mi amor “piensa en mí”. Antes de su marcha, ¡Mi amor, no te olvides de
poner la lavadora! Recogida desayuno, cama, comprobar bolsillos antes de la
colada. Una tarjeta de móvil en un bolsillo interior del pantalón, dudas de
vulnerar su intimidad, compruebo tarjeta en mi móvil, número secreto de ella,
se abre, un solo contacto y unos cuantos sms. Palabras de amor, sexo, citas, lo
bien que se lo han pasado, mi mundo, ése que creía perfecto, se derrumbó como
una baraja de naipes.