LA PICONERA

LA PICONERA

lunes, 8 de diciembre de 2014

OTRO RECUERDO MAS


Una ciudad, un hotel, una barra de bar, el camarero y yo. Arrellanado en uno de los sillones tomando la última copa de la noche,  con la mirada perdida en una pantalla de televisión que apenas distinguía ni oía por su lejanía y, enfrascado en mis propios pensamientos, fui sorprendido por una voz aterciopelada que inclinada ante mí, solicitaba si la invitaba a una copa.
Me ha quedado una memoria muy nítida de aquellos instantes. Mi mente a pesar del tiempo transcurrido sigue jugando con esas imágenes. Brotan carcajadas nerviosas e irónicas  sin saber a ciencia cierta si me rio de mis recuerdos  o de mí mismo. Un pasado que me asfixia. Una historia que me ha inquietado y que con el paso del tiempo me ha resultado fascinante.

miércoles, 26 de noviembre de 2014

MI DIARIO


Tras el paso insoslayable del tiempo y una vez dejada atrás esas noches de vigilias, de renuncias y de… su ausencia. Ese cúmulo de sombras que forman mi pasado  y que han permanecido en letargo, hasta que un olor, una música, y su  imagen, han provocado que vuelvan aflorar esos episodios olvidados. Y  página a página he ido desgranando con punzadas de dolor, en las que me arrancaron la felicidad que creía vivir para hundirme en un mundo de tristezas.
 
Un amanecer como tantos otros, besos, desayuno, y un hasta luego mi amor “piensa en mí”. Antes de su marcha, ¡Mi amor, no te olvides de poner la lavadora! Recogida desayuno, cama, comprobar bolsillos antes de la colada. Una tarjeta de móvil en un bolsillo interior del pantalón, dudas de vulnerar su intimidad, compruebo tarjeta en mi móvil, número secreto de ella, se abre, un solo contacto y unos cuantos sms. Palabras de amor, sexo, citas, lo bien que se lo han pasado, mi mundo, ése que creía perfecto, se derrumbó como una baraja de naipes.

martes, 18 de noviembre de 2014

UNA VIDA CUALQUIERA


Otro otoño que se está apagando, y asisto desolado como mes a mes he ido deshojando, una a una, esas hojas del calendario que impertérritas me han observado desde la pared en la que cuelgan, y han sido testigos mudos, del estado de ánimo con los que cada mañana me he levantado con mis contradicciones y mis miedos.
 No quiero escribir para que me sirva de terapia. (Porque de nada me vale) Mi pasado me sigue hostigando con los muchos errores que he cometido y que no supe resolver. Y este presente, con algunos problemas graves  que no se solucionar.
Cuando era joven, con la adrenalina y testosterona  en todo su apogeo, pensaba que me iba a comer el mundo, y sin embargo, irreverentemente ironizo que este me ha comido a mí. Hoy no quiero escribir de fuera del dolor, sino lo que siento desde dentro.
 Retrotrayendo la vista atrás, hasta donde puedo alcanzar con mis recuerdos, y desde la perspectiva de los años que acumulo, me ha resultado una vida efímera, llena de obstáculo y sinsabores, que he ido sorteando a trancas y barrancas con algunos episodios llamémosle de alegría. Y me pregunto:

lunes, 13 de enero de 2014

VEJEZ



Como cada mañana, observó su rostro en el espejo del baño y le costó reconocerse. Su identidad se había ido desfigurando hasta convertirse en un extraño para sí mismo. Los años de trabajos anodinos le habían ido socavando su espíritu jovial, y ahora, mirando el  semblante  apesadumbrado que se le mostraba, aceptaba su decrepitud resignado y sin aspavientos.
A veces, en momentos de rebeldía interna le parecía oír en lo más profundo de su imaginación, una vocecilla que le traía viejos recuerdos de tiempos en que los sueños aún sacudían sus convicciones, pero no eran más que leves susurros que se perdían en la lejanía. Su trayectoria parecía seguir un curso del que no podía salir, ni tan siquiera tenía sentido el plantearse abandonar esa rutina. Hora tras hora y día tras día, el pesado martillear del tiempo esculpía en su tosca figura las huellas del fracaso de un amargo periplo sin retorno.