LA PICONERA

LA PICONERA

sábado, 1 de junio de 2019

Maltrato


En un instante, brotó  toda la rabia y el odio acumulado en los últimos años. Él permanecía inmóvil, boca arriba en la cama y  bañado en su propia sangre, los ojos abiertos, y la sorpresa reflejada en su rostro. 
El cuchillo de cocina en sus manos ensangrentadas. La calma tras la histeria desatada, unida a una paz, que no sabría explicar. 
Su imagen reflejada en el espejo de la habitación donde tantas veces los había visto hacer el amor. Su hija durmiendo en la habitación contigua y ajena a la tormentosa escena producida hacía unos minutos.
Con una tranquilidad que no podía sospechar, preparó una pequeña maleta con la ropa necesaria de su hija, llamó a su madre para que viniera a buscarla. Y por último llamó a la policía.
Tras dieciocho meses en prisión provisional y a la espera que dicten sentencia por la que ha sido juzgada, quiere dar testimonio escrito por sí pudiera servir a otras mujeres que vivan y padezcan el infierno que soportó durante la última etapa de convivencia.

Mis comienzos con él, no creo que difiera mucho de las demás parejas. Apenas tenía dieciocho años cuando le conocí en la universidad, él veintiuno; desde el primer instante que lo vi, quedé prendada de su simpatía, de lo inmensamente guapo que era, y de una mirada tan intensa, que era como si me desnudara cada vez que me miraba. Enseguida me pidió salir, no cabía en mí de gozo, era la envidia de mis compañeras y,  me sentí la mujer más afortunada de la tierra.
Los meses fueron transcurriendo. Me entregué a él por completo. Era mi Dios y mi seña de identidad. Perdí cualquier atisbo de personalidad que pudiera haber tenido. Todo lo que él solicitaba, ahí estaba yo para que fuera  complacido. En definitiva, me había convertido en su esclava sin darme cuenta. Mis estudios, al contrario que los de él, se fueron al garete, con las consabidas broncas en casa.
Mis reglas por lo general eran bastante exactas, un mes tuve una falta a la que no le presté atención, cuando me quise dar cuenta, ya estaba embarazada. Cuando nuestros padres se enteraron de la noticia, prepararon una ceremonia con nuestras cercanas familias y nos casamos.
Dejamos los estudios, yo me dediqué al cuidado de la casa que teníamos alquilada, y él, a la construcción que por aquella época estaba dando su última bocanada de empuje en la economía española antes de entrar en crisis. Los primeros meses de convivencia antes de nacer nuestra hija, fueron duros, pero no se veía reflejado en nuestro matrimonio, que a pesar de nuestra bisoñez, los íbamos superando como mejor sabíamos y podíamos.
Al mes de nacer nuestra hija, la crisis laboral entró de lleno en nuestras vidas; fue despedido y sin posibilidades de encontrar trabajo. Nuestra relación entró en crisis, apenas me tocaba, y cuando lo hacía, era de una forma casi rallando la violencia. Le disculpaba, pues comprendía que lo estaba pasando mal estando en el paro y con unos ingresos bastante pobres.
Paulatinamente fue dejando de mirar a nuestra hija. Palabras soeces que nunca habían salido de su boca, empezaron aflorar de una forma continuada sobre mi persona, mi trabajo en la casa y la niña. Me achacaba su desgracia por haberme quedado embarazada, y de no haber tenido la preocupación de evitarlo, además de no haber podido  finalizar sus estudios. Era la culpable de todos sus males.
De los insultos y malos modos, pasó a la violencia física. Era un sin vivir esperando su llegada, y  el no saber cómo vendría. Me había acostumbrado a los gritos, las humillaciones y a la resignación de mi cotidianidad diaria. A todo esto, no tenía vida social, mis padres se habían ido a vivir a la costa y estaban lejos de comprender en el infierno que se había convertido mi vida.
El fatídico día que desencadenó el desenlace por la  que estoy en prisión, llegó a casa bebido, yo estaba en nuestra habitación cambiando a nuestra hija, sin pronunciar palabra, me agarró de los pelos arrastrándome por el suelo, cuando se cansó, empezó a pegarme  patadas. Me dejó en el suelo dolorida y llorando, se fue a la habitación, y empezó a gritarle a nuestra hija, culpándola de todos sus males, la niña con un llanto desconsolado gritaba mi nombre, me levanté como pude del suelo, agarré un taburete de la cocina y se lo estrellé en la cabeza con todas las fuerzas de la que era capaz en esos momentos. Cogí a mi hija en brazos, la calmé y la introduje en su cuna. Una vez dormida, volví a la habitación, y ahí permanecía, quieto, no sabía si estaba muerto. El miedo a que otro día le pudiera hacer daño a mi hija, me hizo ir a la cocina, coger el cuchillo grande y sin pensarlo ni un instante, se lo hundí una tras otra, hasta que la rabia me venció. Hoy, habiendo pasado todo, sé que no actuaría de esa forma, les pediría ayuda a mis padres y a las autoridades.

 Mi gran preocupación, será cuando mi hija pregunte por su padre,  ¿qué pensará de mí?,  solo imaginarlo, se me cae el alma al suelo.

22 comentarios:

  1. La mujer maltratada no suele tener el valor de coger el cuchillo de la cocina, pero deben pensarlo muchas veces. La mujer maltratada suele caer muerta en manos de su verdugo, como los noticiarios nos recuerdan cada semana, el promedio de mujeres muertas en España por parejas o ex parejas, así que tu protagonista, cuidadosa en proteger ala niña, debería tener una pena de cárcel proporcional al daño que ya recibió del tipo

    Muy bien narrado. Un abrazo y feliz sábado, sin maltrato alguno

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  2. Un relato muy bueno con la cruel situación de la que viven muchas mujeres, solo que en esta ocasión venció ella, aunque las consecuencias las pagará de una forma u otra, pero todo pasa, y la protagonista quedará libre para siempre con su niña que entenderá cuando sea mayor lo que hizo su madre por las dos.
    Un abrazo Fibo, y buen junio.

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  3. Cada día me asombras...sobre todo cuando te pones en la piel de una mujer, tienes una sensibilidad que se transmite cuando escribes.Un besote corazón.

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  4. Has conseguido ponerme la piel de gallina. Lo que tuvo que soportar esa mujer para llevarla a cometer esa acción cogiendo el cuchillo y terminar con la vida de su marido y no ser ella la víctima, pese a que fué víctima por muchos años. Hay que ponerse en el pellejo de esas pobres mujeres que lo sufren a diario y no son capaces de denunciar por miedo, siendo muchas veces demasiado tarde.
    Muy buen relato mi querido amigo Fibo.
    Besos y feliz fin de semana.

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  5. Una terrible situación.
    Una historia muy bien escrita.
    Un abrazo.

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  6. hoy me desperté con la noticia de que una mujer mató a su pareja de una estocada en el pecho , los hijos quedaron en custodia de un familiar
    triste despertar para tantas realidades maltratadas

    la violencia es violencia sin importar género o ideologías


    buen fin de semana

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    1. gracias pro tus huellas Fibo, buen fin de semana
      saludos

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  7. Por nosotras no somos capaces de mover ficha... El miedo es una cadena con imposibilidad de salvar... Pero por los hijos... Nunca se sabe cómo vas a actuar hasta que te ves en una situación similar.
    Te felicito porque has relatado la angustia y el dolor de una manera superlativa y, nos has invitado a sentirlo desde tus palabras tan bien elegidas.

    Mil besitos con cariño.

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  8. Me tomo un descanso, os leeré cuando pueda. En mi último poema os informo.
    Un abrazo Fibo.
    😘💙

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  9. Que tragedia ni sabes como y qué decir es terrible lo que sucede en nuestra sociedad pobre chica marcada para el esto de su vida es muy fuerte , un besote Guapo

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  10. Un triste relato del maltrato y sus consecuencias. Genial relato muy vivido . Te mando un beso

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  11. Hola Fibo, un relato que refleja la triste situación de muchísimas mujeres hoy en día, una terrible lacra que cada día vivimos muy cercanas y por las noticias, y a la que veo difícil termino, que le pasa a nuestra sociedad?, a que estamos llegando?

    Besos.

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  12. El maltrato está a la orden del día, es una terrible lacra que por desgracia hoy por hoy no hay quien la pare. Incomprensiblemente muchas mujeres sufren sin causa alguna este infierno terrenal. Unas sobreviven pero otras lamentablemente acaban siendo víctimas de sus verdugos.

    Mi abrazo Fibo!!

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  13. Es horrible escuchar cada día lo que sucede con las parejas, pero es como si estuviera de moda, cada día alguien muere a manos de quien tanto la amó o lo amó un día, creo que eso sucede porque se apuran mucho a vivir la vida sin pensar en realizarse primero como personas, individuales solo piensan apasionadamente y cuando la pasión acaba viene el problema. Una triste historia querido amigo, y los únicos que sufren son los hijos, pero esa es la realidad de la vida. Besos feliz semana.

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  14. ¡Hola Fibo!

    Vaya historia escalofriante, he leído el texto completo y me he quedado reflexionando, como es que un amor casi idílico puede acabar en tragedia, pero ya explican muy bien tus letras.
    A veces el amor nos ciega y no miramos la doble personalidad que hay en el otro/@... Siento en el alma lo sucedido. Creo que nacemos con un destino marcado. Esta historia me deja un sabor amargo.

    Y bueno, por desgracia estos sucesos, son casi el pan nuestro de cada día. Vivimos en un mundo loco, lleno de egoísmo, parece que están vacíos de amor- comprensión y paz los corazones de la humanidad, como si la felicidad se comprase con dinero y no es así, si tenemos el corazón lleno de paz y amor, no habrá obstáculo que se imponga, puesto que el amor lo puede todo es el motor que mueve al hombre y a la mujer también.

    Te dejo un besiño, mi inmensa gratitud y estima.

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  15. Madre mía Fibo, ¡qué angustia! Por desgracia real, y hasta cotidiana. Es increible hasta el punto de desesperación que se ven sometidas las personas, el odio que se puede llegar a desplegar, el maltrato que ya crea a otro ser diferente.
    Una pena, y una realidad que debería poder ser erradicada. Siempre habrá quien golpee y dañe en lo físico o psicologicamente. Siempre habrá quien no pueda más y clave el cuchillo porque no confíe o no le llegen las fuerzas para pedir la ayuda.
    De veras, una tragedia.

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  16. una historia triste pero también muy fácil de ver en la realidad ,me has conmovido ,besos

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  17. ¡Que drama!
    Y eso sigue sucediendo en España, en Argentina y en muchos países donde el machismo es rey. Seguramente esto siempre ha sucedido, pero qué sucede que todos los días se renuevan los casos...?

    mariarosa

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  18. Un relato muy bueno y lamentablemente de mucha actualidad.
    Poco a poco y si las leyes respaldan, habrá esperanzas acerca de éste flagelo.
    Cariños.

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  19. FIBO...
    Aqui ando devolviendo la visita.
    Este relato me ha gustado mucho,
    Gracias :0)

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  20. Me ha gustado leerte.
    No debería existir el maltrato para nadie

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