LA PICONERA

LA PICONERA

miércoles, 9 de febrero de 2011

UNA VIDA SIN VALOR

      ¿Cómo he llegado a esta situación? ¿A quien le he hecho daño? ¿Por qué la vida me ha tratado tan mal? Sólo, destrozado, sin ganas de vivir ¡quiero acabar con esta agonía! dar el paso y tirarme al vacío, de esta manera todo acabará, ya no me queda otra salida, tan solo se trata de ser valiente por una única vez, todo acabará para siempre y por primera vez, seré yo, quien decida por mí.

    Todo se remonta a mi adolescencia de cuando tenía catorce años, unos padres separados, un padrastro autoritario, quién con la complacencia de mi madre o de su silencio, autorizaba a que él dictara y tutelara mi vida, sin respetar ni tan siquiera mi opinión.

   Mi madre no sé si amaba a ese hombre, lo que sí sé, es que tenía miedo a perder el estatus social y la tranquilidad económica que había logrado al casarse de nuevo, por lo tanto, todo lo que ese hombre hiciera para gobernarme la vida lo consentía, a pesar de las veces que llorando le supliqué que intercediera por mí y dejara que yo decidiera sobre lo que yo quería. 
    Mi padre biológico desapareció de nuestras vida por completo, no quiso saber más de mí, en unas de sus últimas broncas que mantuvo con mi madre, creo que le oí decir, que yo no era su hijo, algo que ella negaba y que con el paso del tiempo descubrí siendo ya mayor que efectivamente no lo era.

    La relación de mi madre con su nuevo marido se fue degradando paulatinamente, le dio por la bebida y no le importaba nada de lo que ocurría a su alrededor. Un día, mi padrastro estando borracho me llevó al sótano y allí me violó, por una única vez, amenazándome de que ingresaría a mi madre en un centro para enfermos mentales si la informaba de lo que había ocurrido. La degradación de mi madre era cada vez mayor y la convivencia en la casa era insoportable, mi padre adoptivo decidió que lo mejor para mí era que ingresara en una institución privada para seguir los estudios, a lo que yo me negaba y él con saña me reprendía, volvía a amenazarme con lo que le podría ocurrir a mi madre si yo me negaba. Por lo que pasé dos años en una academia sin poder ver a mi madre en todo ese tiempo. Cuando llegaba la época de las vacaciones, las enlazaba en campamentos juveniles, me decía que era para que me curtiera para la vida.

 Con diecisiete años volví a la casa, mi madre era totalmente una piltrafa de mujer, apenas me reconoció y mi padre adoptivo se jactaba de que nos aguantaba y nos mantenía tan solo por lástima y por que su credo le impedía divorciarse.

   A la mañana siguiente de mí llegada, me dijo que me incorporara a la fábrica de la que era propietario, que me presentara allí, que iba a saber lo que era trabajar.

    Una vez allí me presentó al capataz de la misma, un hombre mal encarado y con fama de duro entre los obreros y delante de mí, le dijo que me tratara como a cualquier aprendiz que hubiera habido y que cualquier trabajador que tuviera trato de favor hacia mí, fuera sancionado inmediatamente.

    A mí me proporcionó una triste habitación dentro de la fábrica para que hiciera también el trabajo de vigilante, permaneciendo allí después de acabar mi jornada de trabajo, y comenzaba a las seis de la mañana, "limpieza de letrinas y zonas comunes de los trabajadores" Así como estar al tanto de cualquier solicitud de los mismos.

    Mi padrastro me proporcionaba la comida diaria, cada tres días me traía algo de ropa para que me cambiara, de mi madre no sabía nada, ya que cada vez que le preguntaba, su respuesta era la misma, que estaba bien y que si quería que siguiera así, tendría que permanecer callado y sin preguntas.

   A veces pensaba escapar con mi madre e irnos los dos muy lejos de allí, pero era cobarde y débil y aceptaba todo por miedo a más represalias, no me importaba nada el trato que me daba, ya que interiormente creía que me lo merecía, por ser como era.

    Con dieciocho años recién cumplidos y un año trabajando con mi padrastro, falleció mi madre.

    Apenas había tenido contacto con ella desde los quince años, pero no fue óbice para que mi dolor fuera  grande y una gran zozobra me llenara, pues no tenía más familia que ella y la soledad me inundó por completo.

    Mi padre adoptivo pasada una semana del sepelio, me echó del trabajo y acompañado por unos policías me acusó de haber robado en la casa y dentro de la taquilla donde tenía unos pocos efectos personales, encontraron joyas perteneciente a su familia, fui denunciado, detenido y acusado de robo. Me condenaron a seis meses de cárcel, de nada valió mi declaración de inocencia y las torturas que había cometido contra mi, mi propio padre adoptivo.

   Así que con apenas dieciocho años recién cumplidos, entré en un penal a cumplir la condena impuesta, allí fui juguete de unos y de otros, debido a mi juventud y a mi escuálido físico.

     Tuve varios intentos de suicido, ya que no podía soportar la dureza de la prisión, pasé varios exámenes psicológicos, algo que llevaría cómo un sambenito en mi haber.

   El tiempo pasó y al cumplir cinco de los seis meses de condena, fui puesto en libertad, me vi libre, sin dinero y sin un lugar donde dirigirme.

     Fueron semanas de pasarlo mal, dormía donde podía y comía lo que me daban mendigando por la ciudad, así como cogiendo los productos de las tiendas depositados en los contenedores ya caducados o estropeados.

    Así fueron pasando las semanas y los meses, hasta que un día, un cura de una iglesia se interesó por mí y me encontró trabajo de peón de albañil en una obra cercana a su iglesia.

    Con mi primer sueldo al cabo de una semana, pude coger una triste habitación en una pensión, al menos tenía un lugar para recogerme, el invierno se acercaba y era muy duro en la ciudad donde me encontraba. De esta manera pasé cerca de un año, mi vida había cambiado muchísimo, no dependía de nadie y me sentía satisfecho por primera vez en la vida, se podría decir que era feliz.

   Un día conocí a una pareja de amigos, nos hicimos inseparables, a cabo de un tiempo me invitaron a irme a vivir con ellos, y compartir los gastos del pequeño apartamento que tenían alquilado.    Yo seguía trabajando en la obra, aprendía todo lo relacionado con el oficio y aspiraba a ser algún día maestro de obras. Ahorraba cada céntimo que podía, mientras mis amigos que eran pareja, trabajaban de repartidores y los sábados salíamos a divertirnos, estos se habían convertido en mi familia. Pero un día cuando estaba a punto de acabar la obra, volví a casa y me la encontré vacía, me extrañó, ya que siempre que regresaba estaban los dos en ella, pasaron varias horas sin tener noticias de ellos, ya estaba preocupado y entré en su habitación, cosa que nunca había hecho y cual no fue mi sorpresa que se habían llevado todas sus pertenencias, corrí rápidamente a mi escondite donde guardaba el dinero ahorrado y no estaba, solo una nota que decía "Lo sentimos, pero lo necesitamos” 500 euros me habían robado, todo el dinero que había ahorrado en todo ese tiempo.  Solo me quedaban cincuenta euros en el bolsillo y nada de comida en el frigorífico. Y lo peor de todo estaba por llegar, una vez acabado el mes, se personó el propietario pretendiendo cobrar la mensualidad y los atrasos que se le adeudaban, que resultó ser que se le debían cinco meses de alquiler que no se le había abonado, cuando yo había hecho entrega de mi parte a mis amigos, así que el propietario ni corto ni perezoso me echó en ese instante del apartamento, me vi en la calle en pleno invierno, sin dinero ni un lugar donde pernoctar.

  Continuara……

28 comentarios:

  1. Una dura vida la tuya,Fibo.¿Recuerdas lo que me dijiste en tu comentario?
    Sólo las personas con un alma fuerte son capaces de pasar tan duras pruebas y tu eres una de ellas.Sigue luchando y jamás vuelvas a repetir el principio de tu entrada,te lo digo por experiencia.
    Cuídate mucho y un beso enorme.
    Morgana.

    ResponderEliminar
  2. ¡Jolín!, esta vez "tu serial radiofónico" es de llorar. Me imagino a aquellas mujeres del franquismo escuchándolo desde su cocinas mientras fregaban los cacharros y sus lágrimas contribuían al aclarado.

    Un abrazo y hasta la continuación.

    ResponderEliminar
  3. Querido amigo
    tu historia es muy fuerte.
    como puede haber tanta inmundicia en este mundo que se aproveche de la debilidad de algunos?
    Pero mas allá de todo te admiro,por tu actitud frente a la vida .
    ERES UN EJEMPLO .
    Un abrazo sentido

    ResponderEliminar
  4. Hay amigo que triste historiria me dolio el estomago al leerla es realmente triste eres tam
    bueno escribiendo que me meti tanto en el escrito que termine muy angustiada pensando que eras tu el personaje espero que no sea así, muy trajica vida para un ser que esta empesando a vivir.
    Besositos querida amigo que tengas un feliz día.

    ResponderEliminar
  5. La vida es dura y existen demasiadas historias como esta que nos cuentas hoy. Pero prefiero pensar que solo es una más de las historias salidas de tu imaginación creativa de un escritor en ciernes.

    Si transciende a la realidad no dudes en contar conmigo y con el resto de la blogosfera, que siempre recibimos apoyos y estamos para ayudar.

    Un beso.

    ResponderEliminar
  6. Una historia dura que encoje el corazón y desasosiega el alma.
    Hoy con tu historia me he quedado del todo tocada.
    A veces la vida es muy dura y cruel. Espero un final feliz.
    Besos.

    ResponderEliminar
  7. Hola Fibo...hoy me has puesto muy triste al leer tu historia pero a la vez me siento contenta porque hoy en día estas bien...Dios y tu fuerza de voluntad te ayudaron a salir adelante..eso es de grandes hombres y tu eres uno de ellos...un abrazo Fibo con cariño...feliz día

    ResponderEliminar
  8. Lo tremendo es que es más habitual de lo que creemos.
    Todo un drama que puede acabar con una vida o sacando lo mejor de quien ha pasado por estas situaciones que no se entienden.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  9. Hoy me has roto el corazon pobre chico. Que pasado tan horrible. Estoy ansiosa por saber que pasa. un beso Fibo

    ResponderEliminar
  10. Muy dramática historia la que nos cuentas hoy. Le das un ritmo al relato que atrapa al lector desde el principio. Espero la segunda parte.
    saludos

    ResponderEliminar
  11. Wow, una buena historia y el suspenso de que continuará.

    Un fuerte abrazo.
    Cuidate mucho sí.
    Besos.

    ResponderEliminar
  12. Como siempre nunca sé si eres tú o un personaje imaginado.
    Pero, esta historia es desgarradora, sea producto de tu imaginación o una vivencia personal.
    Estré al tanto de su continuación.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  13. Cuanta tristeza y desolación en esta alma que es maltratada por la gentes y abandonado por su familia. Fuerza, coraje o simplemente un resiliente, ya veremos.

    Un beso.

    ResponderEliminar
  14. Oyeeees, FIBO, no te pases hombre, que esto es un drama total sin resquicio alguno de luz mortecina.
    A ver como apañas el salto mortal, porque me parece lo único viable tal como está el pátio.
    Besitoooo, sniffff.

    ResponderEliminar
  15. Hoy al leerte, he sentido la tristeza, el vacío, que puede sentir una persona cuando pasa por ese calvario... es cruel la vida, a veces se ensayan con personas indefensa...
    pero sólo queda seguir.. que seguro, que el sol, nuevamente vuelva a salir......
    besos de brujillla

    ResponderEliminar
  16. Te doy las gracias por visitar mi blog y comentar, aquì estoy pasando por tu casa para conocerte...
    Volverè.
    Saludos,
    Graciela

    ResponderEliminar
  17. MAÑANA ME VENGO A LEERTE, FIBO. HASTA ENTONCES, MUAAAAAAAAAAA!

    ResponderEliminar
  18. ¿Esto es ficticio o real?, me gustaría saber.


    Saludos.

    ResponderEliminar
  19. Hola, una histora impactanta, cosas asi suceden, pero hay que ser fuertes para poder soportar tanta injusticia de la vida. Una historia que deja mi alma entristecida, se que no todo es amor, que duele vivir, pero a leer historias como esta no puedo evitar sentir rabia. Te dejo un beso, cuidate.

    ResponderEliminar
  20. La fuerza que has tenido
    te llega de tu interior
    refúgiate en ella y lucha
    no tires la toalla, la vida
    te ha tallado en bronce
    y sabrás enfrentarte a ella
    cara ,a cara.

    Un abrazo fuerte

    ResponderEliminar
  21. Muy bien redactado, amigo.
    Pese a tanta catástrofe estoy segura de que conocerá a alguien genial y que todo lo pasado cobrará un tono gris y sosaina!

    Un beso. Espero con impaciencia.

    ResponderEliminar
  22. Una historia de tristeza,
    descrita con sabias palabras,
    son la base para un relato más largo,
    ya lo sabes ¡verdad?

    ResponderEliminar
  23. ¡Ay, Fibo, hijo, esto parece una historia para no dormir! Madre mía, menos mal que imagino que no es autobiográfico, sino que es producto de esa imaginación portentosa que te asiste, porque al pobre "prota" de tu historia no le ha podido ir peor en la vida...¡Jo! A ver si la continuación por lo menos nos depara un final no tan trágico, porfa...

    Un besote grande, mi niño, te he dejado un megarrollo en el correo, jeje, para cuando tengas tiempo.

    ResponderEliminar
  24. Hola amigo Fibo, que fuerte tu historia, es para no dormir, como puede haber gente en este mundo así? Que pena, me has conmovido. ESPERO UN FINAL FELIZ. Saludos.

    ResponderEliminar
  25. Fibo, você estava muito tristinho quando escreveu este texto. Fica assim não viu ? A vida quanse sempre é bela!!

    Adoro quando vc me visita...

    Beijos carinhosos,

    flor de cristal{LB} .

    ResponderEliminar
  26. hola Fibonacci,
    es triste la historia, pero con cada palabra se vuelve muy interesante. A los violadores yo los condeno cortándoles el pene!
    Y a este cruel, le tocaría algo más.


    un abrazo^^

    ResponderEliminar
  27. Joderrrrrrrrrrr

    He estado sin internet, pero trato de ponerme al día, con el corazón como pasa...continúo

    Abrazos

    ResponderEliminar