En esta época donde vivimos, y donde todos sin excusa vamos con prisas como si el mundo se fuera acabar, no nos importa nada de lo que ocurre a nuestro alrededor, tan solo nos interesa nuestro bienestar, lo que le sucede al vecino no nos incumbe y que cada cual que se las arregle como pueda.
Queremos estar a la vanguardia, no importa si para conseguir nuestros objetivos tenemos que pasar por encima de los demás, primero yo, después yo y si queda algo, también para nosotros.
Para salvaguardar nuestra integridad moral, nos jactamos de que damos limosnas (palabra maldita) y ayudamos en lo que podemos dentro de nuestras posibilidades, estamos dispuestos a socorrer en lo que haga falta, somos el primer país en donaciones de órganos, el primero en ayudar al tercer mundo y apadrinamiento de niños a través de ONG, etc., pero eso sí, siempre lejos de nosotros y que otros se encarguen de administrar tus limosnas.
Mi reflexión viene de como es nuestra sociedad actual, valoramos a las personas por lo que han conseguido, por su belleza, por su salud, por sus medios económicos e ignoramos a esos prójimos que por un motivo u otro no son iguales a nosotros, no quiero decir que los defenestremos, sino mas bien son vidas que por sus deficiencias no están a la altura del resto y al tenerlas cerca, pasamos a hurtadillas no haciéndonos notar.
No sé estadísticamente las personas que de un modo u otro son deficientes o disminuidas, ni sé exactamente la palabra para definirlas, aunque a mi modo de pensar, no tendría que haber ninguna palabra que los encasillara en ninguna parte, pues todos somos deficientes o disminuidos, no hay nadie que se pueda catalogar como perfecto.
Todo esto viene por un caso que conozco desde hace tiempo y donde cada día de la semana en días laborables ocurre en una estación central de trenes y autobuses provenientes de casi todas las provincias de España.
Miles de personas pasan cada día por ese lugar, los que lo hacen a una determinada hora, observan a un niño de unos diecisiete años, que podemos definir que no es como los demás de su edad y a su madre a su lado cada día de la semana laboral.
Este niño se traslada en autobús desde su domicilio a un centro especial acompañado por su madre, el traslado dura apenas quince minutos, pero a esta persona en particular le puede durar hasta dos horas.
¿Cuál es el motivo de esa tardanza ?.....muy fácil, el niño se ha acostumbrado a unos conductores y mientras no vea que es uno de ellos quienes los conducen, es imposible que se pueda lograr que se monte en él
Dejemos a un lado al niño que no es motivo de este escrito, sino más bien su madre, una mujer joven de edad y mayor en su aspecto.
Cada vez que la he observado y son muchas; la escena de ella con su hijo sentados en un banco de esa estación, tejiendo algún jersey o haciendo encajes de bolillos, su rostro a pesar de lo avejentado que está, desprende una dulzura como jamás he visto nunca, no la he visto nunca un mal gesto hacia al niño, siempre atenta a los requerimientos de este, una paciencia inusitada a pesar de las horas que se pasa sentada en el banco hasta que el niño decide subir al autobús, en cada arruga que tiene su rostro se vislumbra el amor que siente por él; el niño la mira embelesado, sabe que su madre está ahí, quien le ayudara en cualquier momento, quien le limpiará la baba que se le cae por la comisura de los labios, quien de vez en cuando le coge la mano y se la besa, quien le atusa el cabello y posa sus labios en su cabeza para calmarlo.
Y mientras tanto, miles de personas pasan a su lado sin tan siquiera mirar, sabiendo que sí, que están ahí, pero esa imagen no es para ellos, tienen mucha prisa, no se preguntan en que pueden ayudar, ya harán las donaciones necesarias para calmar sus conciencias.
Hola amigo tu si sabes darle por donde más duele asi es la realidad hay muchas mamás de sas en todas partes del mundo y muchos que pasamos sin prestar atención, pero esto asido asi de que el mundo es mundo y lo seguira ciendo, talbes para que algunos reflexionemos o para que alguno alivie su conciencia, interesante reflexión.
ResponderEliminarUn gran abrazo que tengas una lindo día.
Hemos hecho un mundo egoista, envidioso, donde los trepas campan a su aire pisoteando a los que nos dedicamos a vivir y a dejar vivir. De vez en cuando realizamos una obra buena y ya nos creemos que ya hemos ganado el cielo.
ResponderEliminarDeberiamos de pararnos mas a comtemplar lo que sucede a nuestro alrededor, valorar mas esas pequeñas cosas.
Un beso
Fibo, eres un solete
ResponderEliminarTú si eres un sol Guadalupe...me alegro de que estes ahí...un besote para tí y otro paraquienes tu sabes.
ResponderEliminaridem anteriores!
ResponderEliminarnos leemos, saludos
Ostras! vaya texto... decidamente debemos abrir más los ojos!
ResponderEliminarBesos abisales... voya a ver más ;)
Impecable manera de describir situaciones que vemos más a menudo de lo que podamos pensar y sin embargo, no nos percatamos porque cada día nos vamos acostumbrando a mirar más hacia nosotros mismos y obviamos mirar con detenimiento alrededor.
ResponderEliminarHa sido un placer inmenso leerte.
Un besito en la distancia
PD: ¡¡Gracias!!
Enternecedrora hitoria, Fibonacci. Miramos sin ver siempre centrados en nuestros problemas...
ResponderEliminarQue razón tienes con lo que has escrito!!
ResponderEliminarxx
no tengo nada mas que decir que: muy cierto
ResponderEliminarUNBESO. ♥
Me encanto tu post! Con tu permiso me seguiré pasando por aquí.
ResponderEliminarUn besazoo fuerte
Sin palabras, pues no soy de españa, soy rusa, residente en españa y por una enfermedad de mi hermana estoy en usa.
ResponderEliminarno creo tener derecho a opinar
un beso y perdoname Fibo
Fibo gracias por pasar y dejar tu comentario...en cuando pueda leere todo tu blog...
ResponderEliminarUn beso
Hola, Fibo, sí, por desgracia, la gente pasamos olímpicamente de estas personas que necesitan más ayuda y tampoco prestamos atención a gestos como los de la madre de este niño, quizás porque ya pocas personas son capaces de sentir esa dulzura y ese amor abnegado en sus corazones.
ResponderEliminarSupongo que nos "veremos" antes, pero sino, te deseo unas muy felices fiestas en compañía de tus seres queridos. Y te dejo un beso enorme y mis mejores deseos para el fin de semana, querido amigo.
Me ha impactado mucho tu escrito,( no me gusta llamarlos artículos).
ResponderEliminarTe felicito, tienes la capacidad del asombro y la del interés, condiciones para saber que lo que comunicas, interesa y gusta.
Me gusta de tí lo versátil que eres.
Ya sabes que te admiro y por eso vuelvo, de tarde en tarde.
Enhorabuena, Fibo.
Inés.
Änimo y continúa escribiendo, tienes mucho potencial y mi admiración personal-
p.d. Soy Inés, pero no salió la firma.
ResponderEliminar